Un pequeño ensayo clínico dirigido por investigadores de cáncer de Cedars-Sinai mostró supervivencia libre de progresión en el 40 % de los pacientes.
Gentileza de Cedars-Sinai Medical Center
Gentileza de Cedars-Sinai Medical Center
Investigadores de Cedars-Sinai Cancer, en Los Ángeles, California, han identificado un enfoque terapéutico en investigación que podría ser eficaz contra el cáncer de próstata resistente al tratamiento.
El cáncer de próstata, una glándula pequeña justo debajo de la vejiga, es la segunda causa principal de muerte relacionada con el cáncer en los hombres. Muchos tumores de próstata no son agresivos y pueden requerir un tratamiento mínimo o nulo. Los tumores agresivos se tratan inicialmente con cirugía o radioterapia.
No obstante, en aproximadamente un tercio de los pacientes, el cáncer regresa después del tratamiento inicial, dice Neil Bhowmick, científico investigador de Cedars-Sinai Cancer, profesor de Medicina y Ciencias Biomédicas y autor principal del estudio. Esos pacientes generalmente son tratados con medicamentos que suprimen las acciones de la testosterona y otros andrógenos, hormonas masculinas que ayudan a que (como efecto no querido) crezcan los tumores de próstata.
Evasión
“A los pacientes les va muy bien hasta que el tumor encuentra una forma de eludir la terapia de supresión de andrógenos”, dice Bhowmick. “Una forma en que puede hacer esto es hacer que las células produzcan solo una parte de la proteína a la que se une el fármaco, lo que hace que el fármaco sea inútil. Las proteínas parciales se denominan ‘variantes de empalme’”.
A través de la investigación con células humanas y ratones de laboratorio, la primera autora del estudio, Bethany Smith, científica del proyecto en el Laboratorio Bhowmick, descubrió que las células cancerosas estaban enviando señales a las células de apoyo circundantes a través de una proteína llamada CD105, para producir estas proteínas variantes de corte. Luego, los investigadores realizaron un ensayo en pacientes humanos para probar un fármaco que esperaban evitaría la formación de esas proteínas parciales CD105.
En el ensayo, nueve pacientes cuyos tumores ya eran resistentes a la terapia de bloqueo de andrógenos continuaron esa terapia, pero también recibieron un inhibidor de CD105 llamado carotuximab. El 40 % de esos pacientes experimentaron una supervivencia sin progresión, según las imágenes radiográficas.
“Todos y cada uno de los pacientes de nuestro ensayo eran totalmente resistentes a al menos un supresor de andrógenos, y el curso de acción normal sería simplemente probar uno diferente o quimioterapia, que, según ha demostrado la investigación, generalmente no detiene el crecimiento del tumor por más que unos tres meses”, afirma Bhowmick. “Carotuximab evitó que el cáncer “eludiera” (a los fármacos) haciendo que el tumor fuera sensible a la terapia supresora de andrógenos”.
Es importante destacar, dice Bhowmick, que el carotuximab también parece prevenir las variantes de empalme del receptor de andrógenos en las células de soporte que rodean los tumores, lo que sensibiliza aún más el tumor al supresor de andrógenos.
Resensibilizar
“Descubrimos que esta terapia puede, especialmente en cánceres tempranos, volver a sensibilizar a pacientes seleccionados a la supresión de andrógenos. Esto podría permitir a los pacientes evitar o retrasar intervenciones más tóxicas, como la quimioterapia citotóxica”, dice Edwin Posadas, codirector del Programa de Terapéutica Experimental, director médico del Programa de Oncología Urológica/Centro de Excelencia en Investigación en Uro-Oncología (CURE), profesor asociado de Medicina en Cedars-Sinai y coautor del estudio. “También esperamos encontrar formas de predecir qué pacientes tienen más probabilidades de beneficiarse de este enfoque analizando muestras de sangre y tejido utilizando tecnologías de próxima generación alojadas en Cedars-Sinai Cancer”.
El coautor del estudio, Sungyong You, director del Grupo de bioinformática de oncología urológica, identificó tres biomarcadores que podrían ayudar a indicar qué pacientes responderán a esta terapia en investigación, y el equipo validará esos marcadores en un nuevo ensayo clínico. Esto permitirá que los estudios futuros se dirijan a los pacientes con más probabilidades de ser ayudados por esta intervención, concluye Bhowmick.
Los resultados de este ensayo clínico de fase II, publicados en la revista revisada por pares Molecular Therapy, han dado lugar a un ensayo multicéntrico más grande que pronto estará en marcha.